**Trump Envía el Ejército a Los Ángeles: ¿Guerra Abierta Contra California?**
En un giro impactante de los acontecimientos, el presidente Donald Trump ha decidido militarizar Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos, en respuesta a las intensas protestas que han estallado tras redadas masivas del ICE. La decisión, tomada sin ninguna solicitud del gobernador de California, Gavin Newsom, ha desatado una tormenta política y social que amenaza con escalar en una crisis sin precedentes.
Desde el pasado 6 de junio, Los Ángeles ha sido escenario de manifestaciones lideradas principalmente por inmigrantes, en oposición a las redadas que han resultado en la detención de 118 personas, de las cuales solo cinco están vinculadas a actividades criminales. Sin embargo, la Casa Blanca ha optado por desplegar a la Guardia Nacional, y ahora se suman 700 marines, intensificando la tensión en una situación que, hasta ahora, estaba bajo control de las autoridades locales.
Newsom ha respondido con firmeza, anunciando una demanda contra Trump, alegando que esta intervención militar es un abuso de poder y una violación de la Constitución. “Estamos ante una crisis fabricada”, afirmó el gobernador, señalando que el despliegue militar no solo es innecesario, sino que también busca sembrar el miedo y desviar la atención de otros problemas en la administración.
El uso de la Guardia Nacional en este contexto es inusual y ha sido históricamente reservado para situaciones de emergencia extrema. La militarización de las protestas, que hasta ahora han sido en su mayoría pacíficas, podría exacerbar la violencia y el descontento. La decisión de Trump, que muchos consideran un acto autoritario, plantea serias preguntas sobre el equilibrio de poderes en Estados Unidos y el respeto por las instituciones democráticas.
Con el telón de fondo de una campaña electoral en curso, la estrategia de Trump parece estar diseñada para reforzar su imagen de “firmeza” frente a un supuesto caos en las ciudades gobernadas por demócratas. La historia está en juego y el futuro de la política estadounidense podría estar marcándose en las calles de Los Ángeles.