En un giro alarmante de los acontecimientos, las negociaciones para un alto al fuego en Gaza han fracasado, dejando la paz más distante que nunca. Este jueves, el gobierno de Donald Trump arremetió contra el grupo rebelde HAMÁS, acusándolo de mantener una “postura egoísta” que obstaculiza los esfuerzos de mediación. En un comunicado contundente, el portavoz del Departamento de Estado, Tommy Pigjot, anunció que el equipo estadounidense regresará a Doja para consultas tras la última respuesta de HAMÁS, que evidencia su falta de voluntad para alcanzar un acuerdo.

Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que, ante este fracaso, su gobierno se enfocará en rescatar a los rehenes. “Estamos decididos a lograr todos los objetivos de la guerra”, enfatizó, subrayando que cualquier interpretación de su disposición a negociar como debilidad es completamente errónea. Las conversaciones en Qatar, que habían mostrado pequeños signos de progreso, se han estancado en puntos críticos, incluyendo el redespliegue de tropas israelíes tras un posible alto al fuego.

El acuerdo propuesto contemplaba un alto al fuego de 60 días, donde HAMÁS liberaría a diez cautivos vivos a cambio de prisioneros palestinos y el aumento de ayuda humanitaria. Sin embargo, la milicia ha dejado claro que solo liberará a todos los cautivos si Israel acepta una retirada total y el fin de la guerra, algo que Tel Aviv rechaza categóricamente. La situación es tensa y los plazos se agotan, mientras el mundo observa con creciente preocupación. La paz en Gaza se siente más lejana que nunca, y las consecuencias de este estancamiento podrían ser devastadoras.