El gobierno de Estados Unidos ha tomado una medida drástica y sin precedentes: la revocación de alrededor de 6,000 visas estudiantiles en solo siete meses. Este anuncio, realizado este lunes, marca un punto álgido en la estrategia de la administración de Donald Trump para endurecer los controles migratorios y limitar el acceso de extranjeros al sistema académico estadounidense.

Las autoridades han señalado que la mayoría de estas revocaciones se deben a violaciones legales graves, incluyendo agresiones, robos y, alarmantemente, apoyo al terrorismo. De las 6,000 visas revocadas, aproximadamente 4,000 están vinculadas a delitos tipificados en la ley, mientras que entre 200 y 300 estudiantes han sido acusados de actividades relacionadas con el grupo terrorista ISIS. Además, cerca de 800 alumnos enfrentan arrestos o cargos judiciales por agresiones.

Esta ofensiva se produce en un contexto de acciones agresivas hacia las universidades y las políticas de visas estudiantiles, superando las cifras de administraciones anteriores. Según el Departamento de Estado, en 2025 se revocaron un total de 40,000 visas, una cifra que duplica las 16,000 cancelaciones registradas bajo la presidencia de Joe Biden.

Marco Rubio, secretario de Estado, ha defendido esta medida, afirmando que el gobierno tiene el derecho soberano de emitir y revocar visas sin necesidad de revisión judicial, argumentando que los extranjeros no cuentan con garantías constitucionales en EE.UU. Esta postura se alinea con la narrativa de Trump, que ha puesto la inmigración en el centro de su agenda política.

La revocación de visas no solo impacta a los estudiantes, sino que también envía un mensaje claro sobre la postura de la administración frente a la inmigración y la seguridad nacional. La comunidad académica y los estudiantes internacionales están en alerta máxima ante esta situación que podría cambiar drásticamente el panorama educativo en el país.