**México pisa fuerte en el G7 y humilla a EE.UU.**

En un giro inesperado y explosivo en el G7, Donald Trump abandonó la cumbre antes de su finalización, justo cuando se esperaba su encuentro con la presidenta de México, Claudia Shainbaum. Este acto de retirada, presentado oficialmente como una respuesta a la tensión entre Israel e Irán, revela un trasfondo de evasión y miedo ante una líder que desafía su narrativa.

Shainbaum, la primera mujer presidenta de México, llegó al G7 con una agenda clara y un respaldo contundente, dispuesta a marcar la pauta en la arena internacional. Mientras Trump se escabullía, ella mantenía su curso, sosteniendo reuniones bilaterales con líderes de Alemania, India y Canadá, y planteando propuestas sobre cooperación internacional y desarrollo sustentable. Su presencia fue un símbolo de la nueva era mexicana: un país que ya no tolera desplantes y que exige respeto en la escena global.

La huida de Trump no solo comunica debilidad, sino que también pone de manifiesto su incapacidad para enfrentar cuestionamientos sobre su política migratoria y derechos humanos. La ausencia de un intento por parte de la Casa Blanca de reagendar el encuentro habla de un desprecio hacia México, un socio que se niega a ser subordinado.

A pesar de la falta de diálogo con Estados Unidos, Shainbaum logró avances económicos significativos, subrayando que la ausencia de Trump no detuvo el progreso de México. La narrativa de un país dependiente y sumiso se desmorona ante la firmeza y la claridad de su liderazgo.

Este episodio no solo resalta la transformación de México en el ámbito internacional, sino que también pone en evidencia el desafío que representa para un Trump que busca imponer su agenda a través del miedo y la división. La presidenta mexicana se erige como una figura de cambio, dispuesta a enfrentar la verdad y a construir un futuro basado en el respeto y la soberanía. ¡México está listo para asumir un papel protagónico en el mundo!