Trump FREAKS OUT as Carney Gives Order Import Tariff on $22 Billions of US Goods | Electric Vehicles

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**Título: Trump ENFURECE mientras Carney ordena un arancel de importación del 50% sobre bienes estadounidenses por valor de 22 mil millones | Vehículos Eléctricos**

En un giro inesperado que sacude las bases del comercio norteamericano, el primer ministro canadiense Mark Carney ha lanzado un contundente golpe contra la administración de Donald Trump, imponiendo un arancel del 50% a bienes estadounidenses por valor de 22 mil millones de dólares. Esta decisión, que responde a las tarifas de acero y aluminio de Trump, amenaza con desestabilizar la cadena de suministro automotriz que se extiende desde Detroit hasta Vancouver.

La reunión del gabinete de seguridad en Ottawa, que prometía ser rutinaria, se convirtió rápidamente en un momento de crisis cuando se filtró la orden de Carney a sus secretarios de Hacienda y Comercio para preparar una respuesta contundente. En cuestión de horas, el mercado reaccionó con pánico. Los analistas advierten que este arancel podría desencadenar una recesión compartida en las regiones industriales de ambos países, donde miles de empleos están en juego.

La decisión de Ottawa no solo busca contrarrestar las tarifas de Trump, sino también desafiar su argumento de seguridad nacional, que ha sido desestimado por Carney como una mera protección basada en datos erróneos. Con un enfoque audaz, Carney ha comenzado a redefinir la cadena de suministro, presionando a Washington a reconsiderar su postura o enfrentar consecuencias devastadoras.

Los efectos ya se sienten en los mercados: los contratos de futuros de acero en el London Metal Exchange han aumentado un 60% en una semana. Los gigantes automotrices como Ford y General Motors están en alerta máxima, anticipando pérdidas masivas en sus márgenes de beneficio.

A medida que la tensión aumenta, la pregunta persiste: ¿forzará esta dura postura de Canadá a Trump a volver a la mesa de negociaciones? Con las elecciones a la vista, el presidente se enfrenta a un dilema arriesgado: mantener su promesa de proteger a los trabajadores del acero o arriesgarse a un colapso económico que podría costarle votos. La batalla comercial entre Estados Unidos y Canadá está lejos de resolverse, y sus repercusiones podrían reconfigurar el futuro económico de Norteamérica.

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