El mundo está en shock tras la revelación de la última voluntad del rey Carlos III, un deseo que ha dejado a la familia real británica al borde del colapso. Según fuentes cercanas, el monarca ha solicitado que, tras su fallecimiento, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry caminen juntos tras su féretro, un gesto que no solo desafía el protocolo real, sino que también promete reabrir viejas heridas familiares ante los ojos del mundo.

En un momento en que muchos esperaban una despedida tradicional, Carlos III ha optado por un enfoque radical que coloca a Harry y Meghan en el centro de atención, relegando a la reina Camilla a un segundo plano. Este movimiento, parte de la llamada operación Puente Menai, ha provocado lágrimas en Guillermo, quien enfrenta la dolorosa realidad de la pérdida de su padre y la tensión de una familia dividida.

La decisión de Carlos III de invitar a Meghan y sus hijos a la ceremonia oficial en Westminster y al servicio privado en Windsor ha encendido un debate encarnizado. Algunos lo ven como un acto de reconciliación, mientras que otros lo interpretan como una puñalada a Camilla, quien ha luchado por su lugar en la familia real. La controversia se intensifica, y la pregunta que todos se hacen es: ¿será este gesto un camino hacia la paz o solo una provocación innecesaria?

En medio de esta tormenta, el rey parece decidido a dejar un legado de unidad, aunque su enfoque ha generado más polémica que consenso. Mientras el reino se prepara para lo que podría ser un funeral sin precedentes, la familia real se enfrenta a una crisis que podría definir su futuro. ¿Logrará Carlos III sanar las heridas o solo profundizará las divisiones? La historia está en marcha, y el mundo observa con atención.