**Trump Enloquece al Ver el Dominio de los Gigantes Automotrices Coreanos en EE. UU. a Pesar de los Aranceles**

En un giro inesperado, los titanes automotrices de Corea del Sur, Hyundai y Kia, han logrado no solo resistir los aranceles del 25% impuestos por la administración de Donald Trump, sino también dominar el mercado automotriz estadounidense. A medida que el expresidente observa impotente, las marcas coreanas han implementado una estrategia de localización que ha transformado sus operaciones en EE. UU., convirtiendo la adversidad en oportunidad.

La “Atlanta Project”, una iniciativa lanzada en 2011, ha permitido a Hyundai Motor Group establecer una sólida infraestructura de producción en estados clave como Alabama y Georgia. Mientras las tarifas intentaban frenar su crecimiento, los coreanos han aumentado sus ventas, produciendo SUVs y baterías localmente, lo que ha anulado el impacto de los aranceles y ha disparado la demanda. En 2024, las ventas combinadas de Hyundai y Kia alcanzaron 1,630,000 unidades, un aumento del 4.2% a pesar de las restricciones arancelarias.

El efecto de los aranceles se ha visto mitigado por incentivos como el Inflation Reduction Act, que ha incentivado la producción de vehículos eléctricos en EE. UU. Estos movimientos estratégicos no solo han fortalecido la presencia de los fabricantes coreanos, sino que han generado miles de empleos en el proceso, con un aumento en el empleo en sus instalaciones que alcanzó las 76,900 posiciones en mayo de 2025.

A medida que la administración de Trump observa con desdén, el panorama automotriz se redefine. La combinación de aranceles, incentivos gubernamentales y la audaz estrategia de localización de los coreanos ha creado un nuevo paradigma. La defensa de los intereses económicos y estratégicos de EE. UU. se entrelaza con la creciente influencia de marcas coreanas, transformando lo que se pensaba que era una batalla comercial en una victoria inesperada para Hyundai y Kia.

Mientras la tensión política se intensifica, la pregunta persiste: ¿podrán los fabricantes coreanos mantener su ventaja en un entorno de aranceles crecientes? La respuesta podría determinar el futuro del sector automotriz en EE. UU. y el equilibrio de poder en el comercio internacional.