Trump Helpless: Mercedes Cuts Thousands of Car Shipments to the US | American Dealers Sales Collapse

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**Trump Helpless: Mercedes Recorta Miles de Envíos de Autos a EE.UU. | Colapso en Ventas de Concesionarios Americanos**

En un giro devastador para la industria automotriz, Mercedes-Benz ha anunciado la drástica reducción de envíos de vehículos a Estados Unidos, en respuesta a los aranceles del 30% impuestos por la administración Trump. Un total de 8,200 autos, incluidos los emblemáticos S-Class, permanecerán atrapados en los puertos alemanes, sumergiendo a la marca en una niebla de incertidumbre fiscal y comercial.

Las ventas de Mercedes han caído un alarmante 12% en el mercado estadounidense, lo que se traduce en un descenso global de ventas de 750,000 a 630,000 unidades en el último año. Este desplome no solo afecta a la compañía, sino que amenaza con desestabilizar la economía de concesionarios en todo el país, donde los márgenes de ganancia se evaporan y los costos de inventario se disparan.

Con cada día que pasa, los concesionarios de California y otros estados enfrentan una crisis de liquidez, incapaces de mover inventarios que ahora están sujetos a costos adicionales de hasta $40,000 por vehículo. La presión sobre los trabajadores en la planta de Tuscaloosa es palpable, con turnos reducidos y un futuro incierto, mientras la producción se ajusta a una demanda que se desmorona.

La situación se complica aún más con la respuesta de Bruselas, que ha prometido represalias arancelarias por valor de 84 mil millones de dólares, apuntando directamente a productos estadounidenses, creando un círculo vicioso de represalias comerciales. Los consumidores están atrapados entre un aumento de precios y una oferta restringida, mientras que los concesionarios se ven obligados a renegociar contratos y ajustar pólizas de seguros, todo bajo un manto de caos.

La crisis de Mercedes es un microcosmos de una lucha más amplia entre las políticas comerciales de EE.UU. y Europa, donde cada movimiento tiene repercusiones globales. Las luces parpadeantes de advertencia en las fábricas de Stuttgart indican que el tiempo se agota. ¿Podrá Mercedes superar este muro de acero, o se verá obligada a ceder ante la presión creciente de un mercado en constante cambio? La respuesta es incierta, pero las consecuencias ya son palpables.

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