El Rey Felipe VI se ha visto envuelto en una profunda tristeza durante la entrega de los Premios Princesa de Girona, donde la celebración del talento joven se transformó en un emotivo homenaje a la memoria de Rossy Roche, una joven de 20 años que perdió la vida en circunstancias trágicas. Mientras el monarca se encontraba rodeado de su familia y la Princesa Leonor, su corazón se estremeció al recordar a Rossy, quien, según sus propias palabras, “podría haber sido mi hija”.

La joven, estudiante de literatura en la Universidad de Durham, fue hallada sin vida en su hogar el pasado 14 de julio, con una lesión traumática en la cabeza que las autoridades no consideran sospechosa. Rossy, perteneciente al linaje aristocrático de los Spencer, vivía alejada de la atención mediática, lo que la hacía aún más especial para quienes la conocían. Su muerte ha conmocionado a la familia real británica, y Felipe VI expresó en privado su profundo pesar por la pérdida de esta joven llena de sueños y sensibilidad.

Durante la gala, el Rey no solo celebró el futuro de España, sino que también destacó la importancia de apoyar a los jóvenes, recordando que el talento puede surgir de cualquier lugar. La Princesa Leonor, en un discurso que reafirma su papel como heredera, entregó los galardones a los premiados, quienes brillaron por su compromiso social.

Este evento, que prometía ser un tributo a la juventud, se convirtió en un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la humanidad compartida entre las familias reales. La emotiva conexión entre Felipe VI y la tragedia de Rossy nos muestra que el dolor no conoce fronteras ni coronas. En este momento de duelo, el monarca español ha dejado claro su apoyo a la familia británica y su solidaridad con todos aquellos que sufren por esta inesperada pérdida.