**Trump ENFURECE al ver que Canadá reemplaza a compradores estadounidenses con la UE | ¿Puede el sector del aluminio de EE. UU. soportar esto?**
En un giro alarmante de los acontecimientos, el presidente Donald Trump ha desencadenado una crisis en el sector del aluminio de EE. UU. al elevar las tarifas a un asombroso 50%, lo que ha llevado a Canadá a desviar sus envíos de aluminio hacia Europa. Esta medida, que busca proteger la industria nacional, está teniendo efectos devastadores en la cadena de suministro estadounidense, provocando un aumento vertiginoso en los precios y una grave escasez de materias primas.
La reciente decisión de la administración Trump ha revocado la exención del USMCA para Canadá, lo que significa que cada ingot de aluminio ahora enfrenta un arancel adicional de $845 por tonelada. En solo 48 horas, los fundidores de Quebec y Ontario cancelaron más de 120,000 toneladas en contratos, mientras que las importaciones de aluminio canadiense a Europa se dispararon, alcanzando niveles cuatro veces mayores que en el verano de 2024. La primera víctima de esta crisis es la industria automotriz de Detroit, donde los plazos de entrega para componentes críticos se han duplicado, y los costos de producción han aumentado drásticamente.
Los analistas advierten que si esta tendencia continúa, el déficit comercial de EE. UU. en productos de aluminio podría aumentar de $7.1 mil millones a $12.6 mil millones, exacerbando la inflación y debilitando la economía. La situación se complica aún más por el cambio hacia metales de origen asiático, que están inundando el mercado estadounidense a precios bajos, poniendo en riesgo la seguridad nacional y el futuro de la manufactura local.
Mientras tanto, Canadá se posiciona como un jugador clave en el mercado europeo, beneficiándose de su ventaja en energía limpia y emisiones reducidas. Con la UE buscando alternativas sostenibles, el aluminio canadiense se convierte en una opción atractiva, dejando a EE. UU. atrapado en un ciclo de costos crecientes y dependencia de materiales de menor calidad.
La pregunta que queda es: ¿puede el sector del aluminio de EE. UU. sobrevivir a este golpe devastador? La respuesta parece oscura, a menos que la administración de Trump reconsidere su enfoque y busque soluciones que no solo protejan a la industria, sino que también fortalezcan la economía nacional. La presión está aumentando, y el tiempo se agota.