**Gran movimiento: La audaz respuesta de Canadá a Trump al regresar a Mercosur. Ottawa abre un corredor sur.**

En un giro sorprendente de los acontecimientos, Canadá ha decidido reactivar su participación en Mercosur, abriendo un nuevo corredor comercial hacia el sur en respuesta a las crecientes tensiones con Estados Unidos. Esta decisión, impulsada por la incertidumbre generada por los aranceles estadounidenses, marca un hito crucial en la estrategia de diversificación de Ottawa. Diplomáticos canadienses han comenzado a hablar de un reinicio en las relaciones comerciales con Brasil, un movimiento que promete transformar las dinámicas del comercio internacional.

El impacto de esta decisión es inmediato y de gran alcance. Desde la planificación de rutas comerciales hasta la programación de atracaderos en puertos, cada aspecto del comercio se verá afectado. Los operadores de transporte están actualizando sus escenarios en la ruta Santos-Montreal, mientras que los puertos canadienses como Montreal y Halifax se preparan para facilitar un flujo constante de mercancías entre el norte y el sur.

La urgencia de esta iniciativa no puede subestimarse. A medida que las tensiones entre Estados Unidos y Canadá aumentan, Ottawa busca mitigar el impacto de la incertidumbre en los negocios, estableciendo rutas alternativas que funcionarán incluso bajo el marco del T-MEC. Este “corredor de respaldo” no es solo un plan B; es una estrategia crítica para estabilizar la economía canadiense frente a las fluctuaciones del mercado.

Con un volumen comercial proyectado fuerte entre Brasil y Canadá para 2024, ambos países están listos para complementar sus economías en sectores clave como minerales, maquinaria y tecnología energética. La reactivación de Mercosur no solo representa una respuesta táctica, sino también una oportunidad para Canadá de asegurar su lugar en el comercio global.

Mientras el mundo observa, la pregunta persiste: ¿será este un desvío estratégico o una línea de respaldo sólida? La respuesta se revelará en los próximos días, a medida que Ottawa concrete los detalles de este ambicioso plan. La economía canadiense, hambrienta de estabilidad, ahora espera con ansias un futuro más predecible.