El rey Felipe VI ha tomado una decisión inesperada que ha sacudido a España: ha cancelado sus vacaciones familiares en Grecia para regresar de inmediato al país, en medio de una crisis de incendios devastadores y la grave situación de un amigo cercano. Este movimiento repentino ha dejado a la opinión pública y a los círculos institucionales en estado de shock, ya que lo que prometía ser un verano tranquilo se ha visto transformado en un escenario de emergencia.

Los incendios forestales, que han arrasado gran parte del territorio español con una intensidad sin precedentes en años, han llevado al monarca a actuar con urgencia. Felipe VI, que había llegado a Tesalónica junto a la reina Leticia y sus hijas, se ha visto obligado a interrumpir sus planes de descanso para atender la grave situación que afecta a numerosas comunidades autónomas. A través de constantes comunicaciones con los presidentes autonómicos, el rey ha evaluado la magnitud de la crisis y ha decidido que su lugar está en España, apoyando a los afectados y a los valientes profesionales que luchan contra el fuego.

El monarca se trasladará este domingo desde Tesalónica en un avión militar hacia Madrid, donde su primera parada será el cuartel de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Torrejón de Ardoz, para recibir un informe sobre las operaciones en curso. Este gesto subraya su compromiso con los ciudadanos en estos momentos de angustia.

Además, Felipe VI enfrenta una preocupación personal: su amigo Jaime Anglada, quien se encuentra en estado crítico tras un accidente de moto. Este doble desafío ha marcado un verano de responsabilidad y compromiso para el rey, quien demuestra que la corona está al lado de los españoles en los momentos más difíciles. La decisión de Felipe VI de cancelar sus vacaciones no solo refleja su deber institucional, sino también su humanidad en tiempos de crisis.