En un giro inesperado de los acontecimientos, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, ha decidido romper su silencio sobre las controversias que la rodean, incluyendo el aumento de su sueldo y las denuncias de cirugías estéticas. En una declaración urgente, Boluarte subrayó la importancia de centrarse en temas de interés nacional, como la formalización de la minería ilegal, pero se vio obligada a abordar preguntas que han estado en el centro de la atención pública.

La presidenta aclaró que su remuneración se enmarca dentro de un régimen de servicio civil que busca unificar la fuerza laboral del Estado, destacando que su despacho cumple con todas las normativas vigentes. Sin embargo, su respuesta no ha calmado las aguas, ya que la oposición y la prensa han criticado su falta de comunicación en los últimos meses, acusándola de eludir temas delicados.

Boluarte también defendió su postura frente a las acusaciones sobre su salud y las cirugías estéticas, sugiriendo que hay un intento de desestabilizar su imagen. “No entiendo la desesperación de la fiscal que ha enviado denuncias al Congreso”, afirmó, insistiendo en que ha demostrado su inocencia ante las acusaciones.

La presidenta enfatizó que está dispuesta a comunicarse con los medios siempre que se trate de asuntos de interés nacional, dejando entrever que no tolerará preguntas que considere irrelevantes o invasivas. La tensión en el país aumenta mientras la oposición exige respuestas claras y la población espera que la presidenta se enfoque en los problemas que realmente afectan a Perú.

Este desarrollo marca un punto crítico en la administración de Boluarte, y la presión sobre su gobierno solo parece intensificarse. Con el Congreso a la vista y la incertidumbre en el aire, el futuro político de la presidenta está más en juego que nunca.