El mundo del heavy metal se encuentra en estado de shock tras la trágica muerte de Ozzy Osbourne, icónico líder de Black Sabbath, quien falleció este martes a los 76 años. La noticia, confirmada por la agencia Associated Press, ha dejado a millones de fanáticos devastados. Osbourne murió rodeado de sus seres queridos, pocas semanas después de su emotivo último concierto en Birmingham, marcando un adiós definitivo a los escenarios.

Conocido por su vida tumultuosa y su música revolucionaria, Ozzy se convirtió en un símbolo del rock, famoso por su escandalosa actuación en la que mordió un murciélago en pleno show. Sin embargo, su vida estuvo marcada por la lucha contra adicciones y problemas de salud. En 2019, fue diagnosticado con Parkinson, una enfermedad que afectó drásticamente su calidad de vida y que él mismo hizo pública en 2020. A lo largo de los años, Osbourne enfrentó múltiples complicaciones médicas, incluyendo secuelas de un grave accidente en cuatrimoto y episodios de neumonía severa que lo llevaron a retirarse de los escenarios.

A pesar de sus batallas personales, su legado musical perdurará por siempre. Su nombre brilla en el Olimpo del heavy metal, recordado no solo por su música, sino por su extraordinaria capacidad para desafiar las adversidades. La familia de Osbourne no ha especificado la causa de su muerte, pero su lucha contra el Parkinson y otras condiciones de salud fue bien conocida. La pérdida de Ozzy Osbourne marca el fin de una era, dejando un vacío en el corazón de sus admiradores y un legado imborrable en la historia de la música. El heavy metal llora la partida de su príncipe oscuro, cuyo impacto trascenderá generaciones.